jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Que diga como?

Zapatero anuncia una reforma laboral limitada sin abaratar el coste del despido
El Ejecutivo promoverá incentivos para retrasar la edad de jubilación efectiva

Ésta no es una crisis laboral y por lo tanto no corresponde hacer una reforma laboral: el Gobierno ha venido repitiendo ese soniquete en los dos años largos que van de crisis económica. Pero los más de cuatro millones de desempleados y una tasa de paro que cabalga hacia el 20% -cifras sin comparación en el mundo desarrollado- obligaron ayer al Ejecutivo a corregir el tiro, a volver sobre sus pasos. Al menos parcialmente. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó la presentación en el Congreso de la Ley de Economía Sostenible -un auténtico diluvio de medidas para cambiar el modelo de crecimiento- para anunciar una nueva reforma laboral. Limitada y a regañadientes -"no es el bálsamo que todo lo cura", dijo-, pero reforma laboral al cabo. Y pronto: el Ejecutivo convocará a patronales y sindicatos para revisar varios aspectos del mercado de trabajo antes del primer trimestre de 2010.

El Gobierno busca alternativas al despido, como la reducción de jornada

El presidente recuperará el diálogo social para pactar los cambios

Rodríguez Zapatero lo llamó "reforma laboral", aunque a juzgar por las líneas rojas marcadas tal vez ése sea un término que le viene grande. "Una reforma laboral centrada en exigir un determinado tipo de contrato, una reducción de las indemnizaciones por despido o la exclusión del control judicial de los conflictos laborales: ése no es nuestro camino", avanzó. Traducción libre: no habrá contrato único -como se reclama desde la patronal y desde medios académicos-, ni abaratamiento del despido. En definitiva, no habrá nada que pueda encender la espita de la conflictividad.

El Ejecutivo persigue una reforma de perfil bajo y deja su definición al diálogo social, pero puede encontrarse con un calvario: la CEOE lleva meses repicando con el contrato de crisis, eufemismo para un contrato indefinido con una indemnización sensiblemente menor que acabe con el agujero negro del mercado laboral, el abuso de contratos temporales.

Apenas dio detalles, pero Zapatero adelantó que la reforma incluirá medidas como el fomento del uso de la reducción de jornada como instrumento de ajuste temporal de empleo -la solución alemana- y un cambio en el sistema de negociación colectiva para mejorar la flexibilidad interna de las empresas: bolsas de horas o ajustes de salario, por ejemplo, en lugar de despidos cuando las cosas vayan mal. Además, se revisará la política de bonificaciones a la contratación -en principio, para reducir el paro juvenil- y se pondrá en marcha un plan para reducir la tasa de temporalidad, con cifras que duplican la media europea. Casi todo lo relacionado con el mercado laboral español duplica, para mal, la media europea.

El dilema entre lo urgente y lo importante sobrevoló el debate. Lo urgente está relacionado con el descalabro inmobiliario y con el repunte del paro hasta tasas que algunos partidos tildaron, con toda la sorna, de "insostenibles". Lo necesario es el cambio de modelo que dibuja la Ley de Economía Sostenible. El PP y el resto de grupos criticaron con dureza el anteproyecto -"cuento", "humo", "una caja de Pandora más", "propaganda"- y se mostraron cautos con el anuncio de reforma laboral.

Mariano Rajoy, líder del PP, atacó al Gobierno por "no hacer absolutamente nada" para detener la sangría del paro, y por demonizar a los empresarios tras el final abrupto del último capítulo -hasta ahora- del diálogo social, en julio. "El Gobierno es mero espectador del diálogo social", atacó. Y se enzarzó con Zapatero en lo relativo al abaratamiento del despido: "La única persona que habla de abaratar el despido es el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa". Hace unos meses, Campa firmó un manifiesto junto con un centenar de economistas que reclaman una reforma profunda del mercado laboral, con un despido más barato pero creciente en el tiempo.

El Ejecutivo perfiló otras reformas estructurales, que los organismos internacionales reclaman desde hace años. Junto con la del mercado de trabajo resalta la de las pensiones, con una medida destacada: introducir incentivos para la prolongación de la vida laboral, con objeto de retrasar la edad de jubilación efectiva. La edad de jubilación superó en 2008 los 63 años y ha ido ascendiendo paulatinamente en los últimos años. Aun así, el Banco de España reclamó hace poco incentivos como los que anuncia ahora el Gobierno para retrasar la jubilación, con el objetivo de garantizar la viabilidad de las futuras pensiones

Zapatero avanzó otras medidas, como la reforma de la ley de cajas. Una vez termine la reestructuración, habrá cambios regulatorios que incluirán la reforma de los órganos rectores de las cajas.

(Noticia extraída de El País)

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