jueves, 26 de noviembre de 2009

España es diferente

Economía tilda de 'ilógica' la propuesta del 'contrato alemán' para España
La euforia con la que la responsable de Economía, Elena Salgado, presentó el denominado "contrato alemán" como remedio para contener el paro ha perdido decibelios de intensidad. El Ministerio que dirige Celestino Corbacho no dudó en unirse a la propuesta.

Sin embargo, las expectativas generadas en torno a esta herramienta se desinflan por momentos. Junto a los recelos que han mostrado los principales laboralistas, se une ahora el escepticismo de técnicos del Ministerio de Economía, que señalan que la medida "carece de lógica" para el caso español.

La opción de aplicar en España este contrato de larga tradición en el país germano "y que consiste básicamente en que el trabajador reduce su jornada y sueldo, a cambio de una prestación que subsana parte de la nómina que pierde" no ha sido bien recibida en el seno del Ministerio que dirige Salgado. Las fuentes internas consultadas critican la contradicción de intentar encubrir la falta de creación de empleo a base de mantener otros de forma artificial.

Elena Salgado y Celestino Corbacho

Esta idea entronca con las principales críticas de los analistas. Un trabajo de Fedea firmado por Jesús Fernández -Villaverde y Luis Garicano (economistas de reconocido prestigio de la University of Pennsylvania y la London School of Economics, respectivamente) ahonda en la idea de que el "contrato alemán" sólo encaja en empresas "con dificultades transitorias de demanda", ya que pueden aprovechar la reducción de jornada como una alternativa al despido de los empleados.

El caso de Alemania es un ejemplo es claro: "El país sufre un shock temporal de demanda causado por la fuerte caída del comercio internacional". Mientras que "el shock experimentado por España tiene un componente permanente importante", explican. Así, durante los últimos años, la construcción de vivienda residencial ha representado por sí sola un 9% del PIB, una cifra sin parangón en el contexto europeo.

Es difícil pensar que el sector vuelva a renacer de sus cenizas en un futuro cercano, con lo que retrasar su ajuste sólo significaría eso: aplazar por un tiempo entre diez o doce meses la salida del mercado de cientos de trabajadores. Sólo en el sector del ladrillo se cifran en medio millón las bajas que aún están por llegar.

Costes añadidos

Los expertos también desmontan el resto de beneficios atribuidos a la fórmula germana. En primer lugar, su dificultad para implementarla, debido a la imposibilidad de conocer si las empresas que someten a su plantilla al desempleo parcial realmente lo necesitan. La caída de la demanda no sirve como criterio objetivo, pues que ésta caiga un 10% no implica necesariamente una reducción del 10% del empleo. Por añadidura, el programa de reducción de jornada situaría en desventaja competitiva a quienes no reciban los subsidios del Estado que tendrían que pasarían a competir con quienes sí lo reciben.

Para Garicano y Fernández-Villaverde sería más útil emular a Suecia, de modo que sólo se beneficie la compañía que incurre en un coste significativo. Por ejemplo, convirtiendo el subsidio en un crédito o préstamo que será devuelto, a un tipo de interés elevado, cuando acabe el programa. Otro de los riesgos es la relativa facilidad de que empresarios y trabajadores encuentren recovecos "para disfrutar del subsidio sin reducción efectiva de la jornada", debido al alto nivel de economía sumergida que ya hay en España. Los expertos de Fedea piden prudencia: en Holanda, dos tercios de los 100.000 empleos creados con este programa sobrevivirán a un coste de mil millones (15.000 euros cada uno).

Una medida sin éxito probado para españa

- La vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, sorprendió a principios de este mes con el anuncio de que el Gobierno baraja la posibilidad de trasladar a España el modelo de contratación germana, basado en el desempleo parcial.

- Desde un principio, Salgado dejó claro que su introducción no supondría un incremento del déficit público. Los trabajadores afectados por una reducción de jornada mantienen su empleo, aunque luego el Estado les abone una parte significativa de la nómina que dejan de percibir (en Alemania, oscila entre el 60% y el 65%).

- Desde los círculos próximos al Ministerio, consideran esta propuesta como un modo de alargar lo inevitable: abordar una profunda reforma laboral capaz de subsanar los errores que viene arrastrando el obsoleto mercado de trabajo.

- Tras el silencio de las primeras semanas, los primeros espadas del Departamento de Salgado han reaccionado, dadas las expectativas del "contrato alemán" para mitigar el paro. Reconocen abiertamente que el modelo "sólo tiene lógica bajo la lógica de la crisis alemana, no de la española".

- En paralelo, apunta que hay que buscar una solución al hecho de que "el 40% población activa tenga un contrato temporal o en paro".

Un reanimador del diálogo social

- El Ministerio de Trabajo confía plenamente en que el denominado "contrato alemán" será un éxito para contener el desempleo. De hecho, la secretaria general de Empleo ya ha anunciado que "en breve habrá un pacto para reducir la jornada". El ministro del ramo prevé que las negociaciones comiencen a la vuelta de las Navidades.

- El Departamento de Corbacho ha recibido con cierto alivio la opción de desplegar el desempleo parcial. Por un lado, de cara a la opinión pública supone una herramienta para luchar contra el desempleo. Por otro, la propuesta podría convertirse en el contenido de referencia del diálogo social, que, por ahora, carece de una agenda seductiva.

- El desarrollo de este contrato, además, es visto con buenos ojos desde la patronal, mientras que para los sindicatos "que han reclamado la autoría de la medida" se traduciría en un nuevo éxito, ya que se trataría de la segunda propuesta sindical que consiguen "colar" al Ejecutivo. La primera fue la renta de 420 euros para parados sin prestaciones.

- El secretario de la Seguridad Social, Octavio Granado, avanzó ayer que no habrá un cambio significativo en los actuales modelos de contratos. Se trata de una adaptación de los Expedientes de Regulación de Empleo para dar la posibilidad a las empresas de ajustar la jornada laboral a toda la plantilla.

(Noticia extraída de Expansión)

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