lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Tendrá solución la temporalidad?

Trabajar menos y cobrar el paro ya es posible en España, pero choca con el alto número de contratos temporales

Sobre el mercado laboral español siempre pesa la misma losa: la alta temporalidad. El gran peso de los contratos temporales, el 25,2% del total, se esconde casi en todos sus problemas. Ella ha permitido una destrucción de empleo sin precedentes ni temporales o geográficos cercanos. Para detener la sangría del paro -ahora que vuelve a acentuarse con el otoño- el Gobierno ha puesto sobre la mesa esta semana al kurzarbeit, una iniciativa alemana que permite combinar reducciones de jornada y cobrar el paro y que ha impedido que con una recesión económica más aguda que la española el empleo apenas se haya resentido.

Los sindicatos no quieren que la compensación consuma prestación

El tejido productivo español puede hacer menos efectiva la medida

Sin embargo, no había que viajar hasta Berlín para encontrar un modelo que ya existe en la norma laboral española. Lo ha advertido el líder de UGT, Cándido Méndez. La fórmula germana no es exactamente igual, pero entre las tres variedades de regulaciones de empleo españolas que hay está la de reducción de jornada que permite compensar la pérdida de salario con la percepción de la parte proporciona de la prestación. Y en cambio aquí no funcionado.

¿Por qué? Sí. Ella de nuevo: la alta temporalidad. La reducción de jornada fue un instrumento al que las empresas recurrieron asiduamente hasta mitad de los ochenta. Pero en 1984 llegó la primera reforma del Estatuto de los Trabajadores. Con ella se impulsó la contratación temporal para combatir el elevado paro. Desde entonces el uso de los ERE de reducción de jornada ha ido cayendo. Del total de trabajadores afectados por ERE hasta septiembre, sólo un 4% han visto como se reducía su jornada. "Con la alta temporalidad, las empresas tienen un elemento de flexibilidad más sencillo", explica Valeriano Gómez, ex secretario general de Empleo y profundo conocedor del mercado laboral. La misma explicación da Paloma López, responsable de Empleo de CC OO.

Hay otras explicaciones para el desuso del kurzarbeit español. Un trabajador afectado por la reducción de jornada consume derechos de prestación por desempleo, algo que no sucede en Alemania y que dificulta el acuerdo entre trabajadores y empresarios para pactar la regulación.

También el requisito de que, al menos, la reducción del horario de trabajo sea de un tercio es un obstáculo, explica Juan Antonio Sagardoy, catedrático de Derecho del Trabajo. Algo que en su opinión habría que suprimir.

Con estos mimbres, resulta evidente que si se quiere impulsar una vía de ajuste empresarial para la recesión que no se cebe con el empleo (CC OO calcula que en Alemania se ha evitado la destrucción de 430.000 puestos de trabajo y en España el impacto podría ser mayor) hay que hacer cambios en la norma española. El Gobierno, como ha adelantado el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, pretende que éste sea el primer punto a tratar en el diálogo social. De hecho, el titular de Trabajo y la de Economía, Elena Salgado, ya han llamado por teléfono a algún responsable sindical para tratar el tema.

La respuesta que han encontrado ha sido comprensiva. No en vano, en esta ocasión el primer paso lo dio el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, en el programa de TVE Tengo una pregunta para usted. Pero no por ello han renunciado a marcar su posición.

UGT ha reclamado que sea una medida "nueva y coyuntural" que no esté ligada a las regulaciones de empleo. Su secretario de Acción Sindical, Toni Ferrer, ya hace una propuesta concreta: que los trabajadores afectados no pierdan derechos de prestación.

En la misma línea apunta CC OO. López dice que debería buscarse una fórmula que permita el ajuste horario en lugar del habitual recurso al despido individual, el grueso de las extinciones de contrato en España.

En la otra orilla, la empresarial, de momento no hay respuesta, al menos desde la gran patronal, CEOE. Sí que ha reaccionado la asociación de las grandes empresas de trabajo temporal, Agett. Su presidente, Francisco Aranda, que ve la propuesta como positiva, advierte de que el resultado alemán no tiene porque repetirse en España, por mucho impulso que pretendan darse al kurzarbeit.

(Noticia extraída de El País)

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